El encierro de un niño evidencia una vez más la recurrente vulneración de derechos que se suceden en los CIE y en el control de fronteras. Como venimos denunciando, los Centros de Internamiento de Extranjeros son espacios de discriminación, castigo, control y represión
de las personas que se ven obligadas a estar en situación irregular.
Estos centros provocan daño y sufrimiento que, en el caso de los niños,
es especialmente pernicioso. El encierro de un niño en el CIE es tan sólo una de las consecuencias de un complejo sistema racista, discriminatorio y violento de control de las fronteras, donde prima la condición de extranjero antes que la de menor.
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